Pergamino número nueve
Mis sueños carecen de valor alguno,
mis planes son como el polvo,
mis metas son imposibles.
Todo ello carece de valor a menos que sea seguido de la acción.
Procederé ahora mismo.
La demora que me ha retrasado fue la hija del temor y ahora reconozco este secreto,
extraído de las profundidades de corazones valientes.
Ahora sé que para conquistar el temor debo siempre proceder sin vacilación y los estremecimientos de mi corazón desaparecerán.
No aluderé las tareas de hoy,
ni las postergaré para mañana,
porque sé que el mañana nunca llega.
Déjenme proceder ahora,
aunque mis acciones no traigan la felicidad o el éxito,
porque es mejor proceder y fracasar que quedarse inactivo y salir del paso a duras penas.
Precederé de inmediato a consumar otra venta.
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