Pergamino número siete
Me reiré del mundo.
Ningún ser viviente puede reírse,
con la excepción del hombre.
Los árboles tal vez se desangren cuando son heridos,
y sin embargo
sólo yo tengo el don de la risa y es un don que puedo usar cuando quiero.
De aquí en adelante cultivaré el hábito de la risa.
Sonreiré y mi digestión mejorará;
me reiré y mis cargas serán aliviadas.
Me reiré y mi vida será alargada,
porque éste es el gran secreto de la larga vida y es ahora mío.
Me reiré del mundo y especialmente,
me reiré de mí mismo,
porque el hombre es lo más cómico cuando se toma demasiado en serio.
Nunca caeré en esta trampa de la mente.
Seré feliz;
tendré éxito,
seré el más grande vendedor que el mundo ha conocido.
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